Este proyecto busca prohibir la música que atente contra integridad de mujeres y menores
El senador Jonathan Tamayo, perteneciente el Partido ASI, radicó hoy ante la Secretaria General del Senado un proyecto que busca prohibir la música que denigra a la mujer y atenta contra la salud mental de los niños y jóvenes del país.
El congresista manifestó que con la iniciativa se busca prohibir la música que denigra a la mujer y atenta contra la salud mental de los niños, niñas y adolescentes del país, incitándolos a la drogadicción, rebeldía, sexo y violencia. “Esta debe desaparecer de los centros comerciales, parques, cafetería. Los menores escuchan esos mensajes obscenos y es vergonzoso. Es responsabilidad el Estado regular esta música para que se escuchen en los bares, discotecas y otros establecimientos y que no sean otros los que decidan la música que escuchen nuestros menores”, afirmó el legislador.
Señaló que las autoridades municipales deben comprometerse con la regulación de este tipo de música y que se cumpla la normatividad establecida y se sancionen y sellen los establecimientos que no lo hagan.
Tamayo también indicó que el proyecto no sólo busca evidenciar la problemática de la violencia de género y contra la niñez en la música especialmente en sus letras, sino que además crear la norma que impida la masificación de este tipo de violencia, a través de los lugares públicos o de fácil acceso para la comunidad.
La iniciativa afirma que la la citada música es un lenguaje de poder, no un pasatiempo inofensivo, inocente e ingenuo, aunque no se puede generalizar al respecto. Su esfera de influencia puede exaltar la sexualidad de las personas y disminuir sus barreras morales o hacerlas desaparecer, esta puede ser su norma para los adolescentes orientados por este tipo de discurso musical que puede crear su propia ética y moral, de modo subjetivo a su acomodo y gusto, la letra de algunas canciones promueven y estimulan la actividad y permisividad sexual, pueden generar nuevas creencias y juicios de valor.
El proyecto también indica toda canción que pueda ser subversiva consigue que el público se forme una opinión personal acerca de los tabúes sociales. La música es una forma simbólica inacabada que permite al ser humano ver proyectados en ella sus estados de ánimo y la comercial de consumo masivo es uno de los instrumentos de persuasión oculta más eficiente pasando a ser un aspecto importante de la cultura moderna para los adolescentes y jóvenes, que no es inocente, implanta ideales y los difunde, tornándose en una compañía permanente para esta población, siendo este un periodo de vida donde buscan afianzar su identidad, personalidad y estructura de pensamiento, así como sus motivaciones para vivir.
La música es un reflejo de la sociedad y un recorte de la realidad y para la comunidad se convierte en un espacio de acontecimientos significativos, al tiempo que el ciudadano corre el riesgo de apropiarse del discurso que en ella se dice, lo que puede generar algún tipo de aprendizaje, imitación, reorganización y re-significación de su estructura de pensamiento, de sus normas y valores y se puede ver reflejado en la búsqueda permanente de identidad, significado y sentido de vida.
El senador Tamayo agregó: “La música es una parte integral de nuestra cultura y un claro agente de socialización, pero no por esto debemos dejar que se causen efectos que terminan dañando nuestra sociedad. Desafortunadamente, algunas de las canciones que se vuelven más populares emiten comentarios denigrantes acerca de la mujer y de los niños lo que viene generando una sociedad violenta y patriarca”.
Información del Senado