Los “Metros” de Bogotá: comparando peras con manzanas

No es cierto que el metro subterráneo estaba listo. Es cierto que, con relación al elevado, todavía le faltan estudios de detalle, y que por esta y otras razones, aún no haya comenzado en forma. Pero compararlos, y sobre todo pensar en parar uno —el elevado— para comenzar el otro —el subterráneo—, es un error. Sería comparar un pequeño arbusto de peral sembrado en tierra fértil, con una semilla de manzana guardada y empacada al vacío. Absurdo. Pero vamos por partes.

El Presidente electo ha anunciado reiteradas veces que va a “ordenar una evaluación del modelo del metro elevado”, pues según él, “nunca se hizo un análisis técnico”. Aquí es importante recordar que la Ley de Infraestructura del año 2013 permite adjudicar un proyecto como el metro siempre que se encuentre en la fase de factibilidad —también llamada fase II—, pero señala también que esta fase, crucial, consta de una evaluación económica final, identificación de redes, infraestructuras, activos existentes, comunidades étnicas, patrimonio urbano, arquitectónico, cultural y arqueológico, títulos mineros, entre otros. Análisis técnico, por lo tanto, sí hay. La gerencia metro y el consorcio adelantan, junto con todo el proyecto que va en un 14,3%, y conforme lo exige la Ley, no solo obras claves y compra de predios, QUE AVANZA LENTAMENTE y en este momento ha logrado poco más de un 30% de lo requerido, en 2 años y medio de ejecución, y continua su proceso de Fase III, que corresponde a diseños detallados tanto geométricos como de estructuras y obras. En suma, el metro elevado diseñado por el Alcalde Peñalosa avanza, lento, pero seguro.

Por su parte, del metro subterráneo no hay ni un cheque. Para llegar a la fase II tuvo que haberse constituido la empresa Metro, inexistente en la Bogotá Humana; tuvieron que haberse aprobado las vigencias futuras en el Concejo, paso que no se dio; durante la administración Santos, ahora parte activa del gobierno entrante, un convenio de cofinanciación, que tampoco avanzo, a pesar de haber tenido la voluntad. Por último, haber iniciado la licitación de diseño de detalle y construcción, fuertemente criticado y objetado en múltiples ocasiones. Haber llegado a cierto nivel de detalle, específicamente en cuanto a estudios de suelos, y aun así no haber contratado la obra, solo es una muestra del desorden, improvisación y falta de gerencia que caracterizó a la administración del exalcalde Petro.

Al tenor de la campaña, era previsible que las declaraciones del Presidente electo hayan sido imprecisas. Durante la semana previa a la segunda vuelta, quedó claramente evidenciado que, para el Pacto Histórico, lo importante era ganar, a cualquier costo, y que todo infundio valía. Y lo lograron. Pero ya electo, el presidente deberá olvidarse de la idea de detener la línea 1.

¿Por qué le conviene a él y al país, y sobre todo a nosotros, los habitantes de Bogotá, que no se detenga la obra? Porque la construcción de los cerca de 24km de viaducto, las 16 estaciones, el patio taller, junto con las demás obras, tienen la capacidad de generar anualmente 8 mil empleos directos y más de 20 mil indirectos, sin contar con los 1.200 que se emplearán cada año y para siempre, durante su operación. También porque lo necesita una ciudad que en un 65% revela no estar satisfecha con el transporte público, y porque necesitamos una conciencia metro de Bogotá, que nos impulse a ser mejores ciudadanos.

Ojalá el Presidente Petro no detenga el progreso de Bogotá. Anuncie, financie y construya una tercera línea, apoyando la prometida segunda línea 2, ambas subterráneas. Las tres son frutas diferentes, pero muy dulces y saludables, que le hacen mucha falta a Bogotá En nuestra ciudad dejémonos de engaños y falsas promesas, no comparemos peras con manzanas.

Javier Ospina

Concejal de Bogotá.