Egresado de colegio público de Usme, aspira ser el mejor estudiante del mundo

Cuando el profesor Vladimir Porto llegó al salón de clases y preguntó quién quería asistir a un taller de astronomía, Santiago no dudó un segundo en levantar la mano. Aunque en ese momento no sabía nada acerca de esa ciencia que estudia el universo y sus cuerpos celestes, la invitación era una buena oportunidad para salir del barrio y conocer el Planetario de Bogotá.

En ese entonces Santiago tenía 15 años y vivía en el barrio Danubio Azul de la localidad de Usme, junto con su mamá y su hermano gemelo. Oriundo de Chaparral, Tolima, había llegado a Bogotá luego de un breve paso por Villavicencio, Meta. Como a muchas familias colombianas, las necesidades, el trabajo y la vida misma los había llevado a recorrer varios pueblos y ciudades en búsqueda de un futuro más apacible.

Al arribar al Planetario, con el nerviosismo de quien se enfrenta a lo desconocido, notó que no había estudiantes de su edad y que el taller estaba dirigido solo a docentes. No le importó. Al final, como si se tratara de esas señales que solo envía el destino, terminó compartiendo aula durante tres fines de semana con un montón de buenos profesores, siendo tan solo un adolescente.

“En ese curso descubrí que eso era a lo que me quería dedicar en la vida. Yo no lo busqué, simplemente llegó a mí. La última sesión del taller fue en la Universidad Nacional y fue la primera vez que pude ver la luna desde un telescopio. Realmente esa experiencia me cambió la vida”, recuerda.